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Foto del escritorAsociación Psicoanalítica Santiago

Una formación suficientemente buena

Actualizado: hace 3 días

Por Ester Ergas, Alex Keith, Josefa Novoa, Lorena Pumarino y Carolina Villena 

Analistas egresados



Así como no existe tal cosa como un bebé sin su madre, tampoco existe un Instituto sin analistas en formación ni éstos sin el sostén de una institución real. Nuestra formación en APSAN ha significado un desarrollo conjunto y paralelo a la emergencia del Instituto. Ser la primera generación tiene algo de privilegio por nacer juntos, aunque habrá tantos institutos como nuevas generaciones. 


Al hablar de una formación suficientemente buena, aludimos a un ambiente que permite una experiencia progresiva y transformadora. No es fácil darle forma a una intuición sin coartar lo espontáneo, promover un grupo diverso y crítico, con encuentros y desencuentros, con un caudal de emociones e ideas vivas.


Iniciar en medio de una pandemia, de manera remota, fue un acto de fe en el proceso. La formación tomó más cuerpo cuando pudimos habitar la sede, que fue creciendo con nosotros. Conocernos más profundamente enriqueció nuestra experiencia. 


Pensamos que formarse en APSAN combina el rigor del psicoanálisis clásico con la flexibilidad de las nuevas corrientes del siglo XX y XXI - lo transgeneracional, las neurociencias, la importancia del cuerpo, lo intersubjetivo, el género, las escuelas francesas, entre tantas otras.  Integrar las profundidades teóricas, clínicas y personales con la experiencia del propio análisis resulta fascinante y exigente, pero, sobre todo, transformador. Poco a poco, fue emergiendo en nosotros una mayor capacidad para tolerar lo incierto, lo que nos permitió desapegarnos de las rigideces teóricas y encarnar una actitud analítica más viva y genuina. Fuimos descubriendo las profundidades e intensidades que se alcanzan cuando se atiende con alta frecuencia y en diván, un formato particular del análisis y que implica un manejo y una experiencia distintos para ambos participantes.


Devenir analista es finalmente una experiencia delicada, a ratos solitaria, a ratos plenamente colectiva. La práctica en sí misma se revela como un arte de equilibrios finos, de tiempos inciertos, de palabras, de silencios, de ritmos y de esperas. Comprender lo que constituye el verdadero acto analítico no es algo sencillo ni a lo que se acceda sólo con el intelecto. Los significantes que organizan y sostienen nuestra vida y la de nuestros pacientes son complejos y esquivos. Revisitar nuestras historias y reconocerlas como elementos idiosincráticos centrales que están en juego en el encuentro con el paciente, nos permite hacernos cargo del lugar que habitamos y ocupamos en la sesión. En este sentido, el Taller de la Subjetividad del Analista, propuesta inédita en la IPA, fue una herramienta fundamental para descubrir una postura ética y técnica personal en relación a nuestra forma de ejercer el psicoanálisis. 


Finalmente, para nosotros el psicoanalista no se forma sólo leyendo libros, sino sosteniendo la experiencia emocional sin memoria y sin deseo en el encuentro analítico que es siempre dinámico, único e incognoscible. Egresar es iniciar otra parte del camino, porque creemos que un analista debe considerarse a sí mismo siempre “en formación”. Como dijo Winston Churchill: “no es el final, no es ni siquiera el principio del final. Puede ser, más bien, el final del principio”. 



Aclaración: Las columnas de opinión no representan necesariamente a la institución APSAN







Paula Zalaquett Rock

Psicoanalista, miembro de la Asociación de psicoanálisis de Santiago. Apsan.

Miembro de la Asociación Psicoanalítica Internacional. (IPA)

Post-título en Cultura árabe e islámica. Universidad de Chile.

Post-título en Sociedad y Política contemporánea árabe. Universidad de Chile.

19/11/2023

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